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Probióticos, inmunidad y salud en pediatría

2021-06-16 20:37:12

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La estimulación bacteriana temprana y continua del sistema inmune en el intestino es indispensable para el desarrollo y la maduración de la respuesta inmune del lactante. Esta “experiencia bacteriana” ha disminuido debido a la disminución de partos vaginales (la primera fuente de bacterias para un lactante), la sustitución de la leche materna por fórmulas casi estériles, mayor uso de antibióticos y un medio ambiente cada vez más “limpio” El saneamiento ambiental y el advenimiento de la pasteurización perpetúan esta disminución de la interacción huésped-microbio. Estos cambios en la microbiota intestinal se asocian a un desarrollo alterado e inadecuado de la respuesta inmune. La respuesta inadecuada del huésped a enfermedades infecciosas y la epidemia de enfermedades inmunológicas no transmisibles (como las alergias) pueden explicarse en buena parte por estos cambios. El consumo oral de ciertos probióticos afecta positivamente a la función de barrera del intestino y de la respuesta inmune. Así, los probióticos constituyen una forma de mejorar la interacción huésped-microbio para el mantenimiento de la salud y para el manejo de un número de enfermedades.

Factores determinantes de la microbiota intestinal

A las pocas horas después del parto, el intestino del lactante se coloniza con bacterias. Esta colonización es un factor crítico en el desarrollo postnatal del sistema inmunológico. El desarrollo de la respuesta inmune a bacterias intestinales empieza en las primeras horas de vida, las cuales son cruciales en el desarrollo de la microbiota intestinal, y esta tiene un efecto importante en el desarrollo de la función de protección contra las enfermedades infecciosas e inmunológicas. La primera oportunidad de exposición del neonato a bacterias es el momento del parto (vaginal), mientras que la segunda es la lactancia. Estos eventos determinan el tipo de bacterias que colonizaran al neonato. Las bifidobacterias representan uno de los grupos bacterianos más importantes de la microbiota infantil, y han sido asociadas a una microbiota intestinal “saludable” debido a su predominio en la microbiota de lactantes que reciben leche materna, cuando se les compara con aquellos que reciben formulas infantiles, en los cuales no hay un predominio de bifidobacterias en la microbiota. Otros factores que influencian la composición de la microbiota del lactante, aparte de la lactancia materna, son el tipo de parto (vaginal vs por cesárea), el uso temprano de antibióticos, el entorno, y la “higiene ambiental” del lactante. Por ejemplo, en recién nacidos que reciben alimentación parenteral, o alimentación enteral tardía, o son hospitalizados en unidad de cuidados intensivos neonatales, el intestino es colonizado con una menor cantidad de especies (menor diversidad bacteriana), en forma más lenta, y con especies bacterianas “menos deseables” y potencialmente patógenas. En estos lactantes se encuentran lactobacilos y bifidobacterias con menor frecuencia, y en menores cantidades.

¿Qué son los probióticos?

Las bacterias probióticas son microbios componentes de la dieta, que cuando son ingeridos proporcionan al huésped cantidades de bacterias mayores de las que actualmente se consumen en la dieta occidental moderna. Una bacteria se considera probiótica cuando su consumo haya demostrado un efecto clínico o funcional beneficioso en el huésped. En general, los probióticos ingeridos no colonizan el intestino (no se convierten en “microbios residentes”), su paso por el intestino es transitorio. Esta modificación transitoria del perfil de la microbiota intestinal es suficiente para modular la respuesta inmunitaria y estimular los mecanismos de barrera intestinal de una forma y grado que son clínicamente relevantes. Estas respuestas persisten si se mantiene la ingestión de bacterias probióticas. Algunos reportes documentan la persistencia de los probióticos en los lactantes cuyas madres recibieron una bacteria específica durante el embarazo, sugiriendo que existe un potencial para la verdadera colonización por un probiótico cuando tomamos ventaja de una corta “ventana” de oportunidad para la colonización, durante el periodo neonatal inmediato. En este caso, el “probiótico” se ingiere como parte del primer “inóculo” oral de bacterias maternas, junto con las bacterias del canal de parto, de la leche humana y del entorno, para formar parte de la “bacterias residentes”, o “flora natural” del lactante. La suplementación oral con Lactobacillus y cepas de Bifidobacterium específicos aumenta las cuentas fecales de estas especies en el tracto gastrointestinal de prematuros, así como en lactantes a término y niños mayores, lo que demuestra su viabilidad a lo largo del tracto gastrointestinal. La mayoría de los estudios se han enfocado en los recuentos de bacterias fecales. Sin embargo, el aumento relativamente pequeño de ciertas bacterias probióticas en el intestino proximal, que normalmente está más escasamente colonizado debido a las dietas occidentales, puede ser de igual o mayor importancia en la modulación intestinal inmunitaria que resulta de los cambios en el perfil de bacterias intestinales. Estos efectos pueden ser de mayor relevancia en el recién nacido, ya que los cambios inmunológicos a esta edad pueden tener efectos a muy largo plazo.

Beneficios clínicos de los probióticos en pediatría

Los efectos clínicos del uso de agentes probióticos específicos en pediatría pueden resumirse en la siguiente forma:

  1. Cambios funcionales relacionados con la defensa del huésped, el mantenimiento de la función de barrera intestinal y la modulación de la respuesta inmune.
  2. Reducción de riesgo (prevención) de condiciones clínicas específicas (p. ej. enfermedades infecciosas, particularmente diarrea viral, enfermedad atópica, diarrea asociada con antibióticos, enterocolitis necrotizante.
  3. Manejo (terapia) de ciertas condiciones clínicas (p. ej. el manejo de la diarrea viral aguda, enfermedad atópica, y el cólico infantil).

Conclusiones

El consumo de ciertos probióticos con un perfil de seguridad adecuado, en los primeros años de vida, tiene un efecto positivo sobre la función de barrera de intestino y respuesta inmunitaria. El potencial que tienen ciertos probióticos de beneficiar la salud del lactante y la población en general es cada vez más tangible. Sin embargo, el mercado farmacéutico está lleno de productos que ofrecen ser eficaces en un sin número de condiciones clínicas sin evidencia clínica lo suficientemente significativa para confiar en ellos.

Referencias
José M. Saavedra. Probióticos, inmunidad y salud en pediatría. Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore. Gaceta Médica de México. 2011; 147 Suppl 1:9-21. 2. Carlos Bustillos Petit.
REH-CL-00065-01-2023