La importancia de la hidratación
2021-11-02 08:00:08
En nuestras actividades diarias y cotidianas probablemente no dimensionamos la importancia que tiene el agua para vivir, considerando que los seres humanos solo podemos vivir unos días sin ingerir agua. Al respecto, el agua es una sustancia esencial para la vida y no hay otra sustancia que tenga tantas y diversas funciones en los seres vivos. En el caso del ser humano, el agua desempeña un rol importante en el mantenimiento del homeostasis del medio interno (equilibro) que permite que el funcionamiento de todas nuestras células, tejidos y órganos sea normal. Siendo el agua una molécula fundamental para conservar un adecuado balance de los diferentes electrolitos que los seres humanos necesitamos (sodio, potasio, cloro, etc.).
Específicamente, el agua es el principal componente de las células de nuestro cuerpo y representa la mayor parte del peso corporal. En el caso de los hombres el agua constituye aproximadamente el 60% del peso corporal y para las mujeres entre el 50 a 55%. Hay órganos que tienen más agua que otros. Por ejemplo, en la sangre el agua representa el 85% de todos los componentes, mientras que en el tejido adiposo solo es del 10%. Si bien el agua está distribuida en todo el organismo, esta se encuentra básicamente en el interior (medio intracelular) y el exterior de las células (medio extracelular y plasma sanguíneo). En las células el agua actúa como el medio de trasporte de todos los nutrientes y moléculas necesarias para el metabolismo, pero también participa en diversas reacciones químicas que son dependientes de agua. En el medio extra celular, el agua corresponde a una sustancia gelatinosa que se deposita entre todos los tejidos del organismo (matriz extra celular). El agua tiene un rol estructural en las articulaciones, globos oculares y medula espinal. Además de las funciones previamente descritas, el agua transporta los nutrientes a las células y es el medio por el cual se eliminan los desechos del metabolismo (orina), regula la temperatura corporal a través de la distribución del calor desde los tejidos metabólicamente más activos hasta la piel y el enfriamiento mediante el sudor. El agua corporal depende de la ingesta y las pérdidas de agua, siendo ambos aspectos muy bien regulados por mecanismos que aseguran una adecuada hidratación, especialmente las vías de excreción de agua y el estimulo a consumir a agua (sed).
Frente a todos estos antecedentes, mantener niveles adecuados de agua corporal – hidratación – es importante pero también beneficioso para nuestra salud. Beneficios que abarcan desde una confortable temperatura corporal hasta una mejor digestión. Por lo tanto, es fundamental que nosotros mantengamos una adecuada hidratación durante el día. Por ejemplo, a nivel cerebral, una buena hidratación favorece un correcto funcionamiento de todas las células cerebrales, promueve una mejor oxigenación y permite un óptimo funcionamiento de nuestros sentidos, concentración y respuestas de alerta. Por el contrario, una hidratación deficiente o la deshidratación leve (pérdida de agua entre el 1 y 2% del peso corporal) afecta las capacidades cerebrales, especialmente la capacidad de concentración e incluso la memoria. Además de ser el medio de transporte de los nutrientes, el agua permite que éstos sean utilizados por la célula para obtener energía, sintetizar nuevas moléculas o facilitar la eliminación de desechos metabólicos. Al respecto, a nivel intestinal, el agua es el medio necesario para diluir los alimentos, permitir la digestión (reducción del tamaño de las moléculas mediante la actividad de las enzimas digestivas), absorber los nutrientes y formar las deposiciones. El agua participa en el funcionamiento de todo el cuerpo humano, pero es necesario destacar el rol que tiene en el normal funcionamiento del corazón, vasos sanguíneos y riñones.
Si el agua es tan importante para nosotros ¿qué peligros podemos enfrentar en caso de no tener una cantidad suficiente de agua corporal? La respuesta es simple y compleja, porque los peligros dependerán del nivel de deficiencia de agua, la cual puede ser leve o severa. La pérdida de agua entre el 1% y 2% del peso corporal puede generar una deshidratación leve y los síntomas pueden aparecer rápidamente, generándose un aumento de la sensación corporal de calor y dificultades para concentrarse. Mientras que una pérdida mayor de agua puede producir síntomas mucho más complejos, tales como cansancio, mareos, reducción del volumen plasmático, pérdida de la capacidad de trabajo, dolor de cabeza, somnolencia, aumento de la frecuencia respiratoria, e incluso desorientación. Además, la deshidratación involucra una pérdida en el equilibro de los diferentes electrolitos presentes en el organismo, particularmente sodio, potasio y cloro.
El organismo diariamente puede perder entre 2 a 3 litros de agua, dependiendo entre otros factores de la edad, actividad física y condiciones climáticas (temperatura y humedad ambiental). Por lo tanto, lo primero que debemos considerar es ingerir una cantidad de agua suficiente para compensar las pérdidas diarias de agua. Además, si la persona realiza ejercicio aumentará la pérdida de agua, y esta pérdida debe ser considerada y compensada. El cuerpo humano es muy sensible a las variaciones del agua corporal, y para evitar tener una pérdida de agua, el organismo disminuye la excreción de agua (menor cantidad de orina) y aparece la sensación de sed, que es la respuesta que nuestro organismo genera cuando necesitamos agua. Siendo importante mencionar que en la medida que las personas envejecen pierden la sensación de sed.
Además de las pérdidas de agua, debemos estar muy atentos a las pérdidas de electrolitos o sales minerales. En este contexto, la deshidratación se puede clasificar en:
- Deshidratación isotónica: pérdida de agua y de electrolitos en proporciones similares, que es común en niños.
- Deshidratación hipertónica: pérdida mayor de agua que la pérdida de electrolitos, que es común en personas con diarrea o diabéticas.
- Deshidratación hipotónica: mayor pérdida de electrolitos que de agua, la cual también puede ocurrir en personas con diarrea.
Entre las causas más comunes de deshidratación destacan: - Diarrea.
- Vómitos.
- Fiebre.
- Sudoración excesiva, en caso de ejercicio intenso y prolongado.
- Incremento del volumen y frecuencia de la orina, generada por algunos medicamentos.
- Quemaduras por el sol.
Y ¿qué hacer para resolver la deshidratación?, lo mejor es mantener una ingesta permanente de agua o alimentos que aporten agua, para prevenir la deshidratación. Y en caso de estar deshidratado o deshidratada se pueden ingerir bebidas isotónicas o sales de rehidratación oral. Básicamente, una bebida isotónica es un líquido ya preparado que contiene agua con bajas concentraciones de sodio, potasio, glucosa y/o otros minerales permitiendo hidratar ante escenarios de deshidratación leve, tales como después de realizar ejercicios o hacer trekking. Mientras que las sales de hidratación oral son productos que contienen mayor concentración de minerales como sodio, potasio y glucosa permitiendo una rápida recuperación en caso de deshidrataciones moderadas a graves, como las ocurridas en episodios de diarreas o vómitos.
Finalmente, para prevenir la deshidratación se han generado algunas recomendaciones simples que permiten asegurar una adecuada ingesta de agua e hidratación corporal.
- Consuma agua potable. El agua no potable puede estar contaminada y producir gastroenteritis (vómitos, diarrea y fiebre), lo cual aumenta las pérdidas de agua.
- Tenga el hábito de consumir entre 4 a 6 vasos de agua al día.
- Considere que las frutas, verduras y otros alimentos como la leche y el yogurt aportan agua, y por lo tanto son considerados excelentes fuentes de agua.
- Durante la primavera y el verano, aumente el consumo de agua. Recuerde que el aumento de la temperatura ambiental favorece la pérdida de agua (sudor).
- Preocúpese especialmente por los niños, niñas, personas mayores y embarazadas. En ellos es fundamental mantener una adecuada hidratación.
NPX-CL-00085-10-2023
Referencias:
- Cheuvront SN, Kenefick RW, Charkoudian N, Sawka MN. Physiologic basis for understanding quantitative dehydration assessment. Am J Clin Nutr. 2013;97(3):455-62.
- Cheuvront SN, Kenefick RW. Dehydration: physiology, assessment, and performance effects. Compr Physiol. 2014;4(1):257-85.
- Judelson DA, Maresh CM, Anderson JM, Armstrong LE, Casa DJ, Kraemer WJ, Volek JS. Hydration and muscular performance: does fluid balance affect strength, power and high-intensity endurance? Sports Med. 2007;37(10):907-21.
- Maughan RJ, Meyer NL. Hydration during intense exercise training. Nestle Nutr Inst Workshop Ser. 2013;76:25-37.
- Munos MK, Walker CL, Black RE. The effect of oral rehydration solution and recommended home fluids on diarrhoea mortality. Int J Epidemiol. 2010;39 Suppl 1(Suppl 1):i75-87.
- Carroll HA, James LJ. Hydration, Arginine Vasopressin, and Glucoregulatory Health in Humans: A Critical Perspective. Nutrients. 2019;11(6):1201.